Desde luego, con este gobierno carca y casposo de que disfrutamos en España, no hay día que no nos encontremos con alguna declaración que es toda una patada a la inteligencia. Ahora le ha tocado a la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad(?) Ana Mato, que, en la rueda de prensa ofrecida al término del Consejo Interterritorial de Sanidad, y preguntada sobre el esperado nuevo tijeretazo, en este caso al Real Decreto que regula el acceso a los tratamientos de reproducción asistida, el acceso a los cuales pretende restringir, facilitándolos únicamente a mujeres menores de 40 años u hombres menores de 55 con diagnóstico médico de infertilidad, y sobre su obvio sesgo discriminatorio hacia las parejas del mismo sexo o mujeres solteras que quieran acceder a estos servicios, ya que de dichas condiciones se deduce fácilmente que solo las parejas heterosexuales podrán ser evaluadas como elegibles, se ha despachado con la siguiente frase, que es de esas que piden a gritos ser grabadas en mármol: "no creo que la falta de varón sea un problema médico".
Vuelve "er masho".
Igual hay que agradecerle a la señora ministra su finura a la hora de hacer declaraciones. Porque de algunos miembros de su partido uno hubiera esperado algo así como "¡pero nenas, con la cantidad de machos alfa que hay sueltos por las calles de España! Vosotras solo salid a la calle, y a la que os crucéis con un zagal con pinta de tener buenos genes, os abrís de piernas frente a él y le decís: ¡préñame! Que igual descubrís que os gusta y todo." En el fondo ese es el problema de esta derecha rancia que padecemos en España como una plaga bíblica. Siguen anclados en esa visión patriarcal tradicionalista de tiempos ya olvidados. Esa estampa de la mujer cuidando de la casa y los niños, y obedeciendo en todo a su marido, el rey de la casa... eso es una familia, y no esas aberraciones de degenerados que ahora se llevan. Estos rojos quieren convencernos de que ser un/una pervertido/a es lo moderno... ¡Cuanta ranciedad! ¡que pestazo a naftalina! Aun suerte que no hayan pensado en incluir como exigencia el certificado de estar casados por la Iglesia Católica, y el permiso del párroco local.
Si, ese es su ideal, volver a aquellos tiempos en los que ese híbrido monstruoso entre fanatismo religioso, patrioterismo barato e ignorancia que se llamó nacionalcatolicismo regía la vida de los españolitos, oprimiendo su sexualidad. ¡Aquí no estamos para pagarles vicios a zorras! puedes imaginarlos berrear. Todas zorras... ese es su problema. Viven anclados en un tiempo que se fue y ya no volverá. Un tiempo en el que el hombre mandaba, y la mujer obedecía. Y la que no obedecía, es porque era una zorra. Y como no quieren aceptar que esa época se haya ido para siempre, que la mujer se haya liberado de la obediencia obligada al macho, pretenden arrastrarnos a la fuerza en su malsano viaje al pasado. En nuestras manos esta consentir o plantarles cara y hacerles ver que los viajes en el tiempo están bien en la ciencia ficción, pero no en la vida real.
Dice la señora ministra que la falta de macho semental no es un problema médico. De acuerdo. Tampoco lo es la falta de vergüenza. Pero en un miembro del Gobierno se convierte en un problema de higiene democrática de primer orden. Un problema que repercute sobre la calidad de vida de unos ciudadanos muy hartos ya de tanta tontería.
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