"...me dejaste destrozado, pero aprendí una importante lección: nunca confíes en nadie. Sobre todo, en tus héroes."
Esta linea le espetaba Syndrome, villano de la historia, a Mister Increíble, el héroe, en la película de Pixar de 2004 Los Increíbles, rememorando el día en el que el protagonista, su ídolo de la adolescencia, le humilló con su rechazo, y decidió abrazar el lado oscuro como venganza. Viene el comentario friki a cuento para ilustrar un detalle que nunca deberíamos perder de vista: los superhéroes como Mister Increíble y el resto del panteón son solo un producto de la ciencia-ficción. Y la ciencia-ficción se llama así porque es ficción. Esas figuras heroicas siempre predispuestas a hacer lo correcto son solo arquetipos, mitos culturales, metáforas para explicar de forma sencilla comportamientos reales más complejos. En la vida real no existen los superhéroes. En la vida real a un héroe se le juzga por sus actos a posteriori. Y en la vida real, nadie es perfecto, y tus héroes te pueden decepcionar. No digo con ello que debamos hacer como el personaje de Syndrome, abandonarnos al cinismo abrumados por la decepción, porque esta también es una actitud infantil, pero sí que siempre debemos mantener el sentido crítico alerta, y nunca entregarnos a un seguidismo irracional, sectario, porque las decepciones llegarán, y el día que lleguen, si no hemos entrenado nuestro sentido crítico, nos pasará como a Syndrome, nuestro mundo se hundirá y no sabremos que hacer.
Bien, a qué viene esta chapa peliculera, se preguntarán. Bueno, tal vez recuerden que hace unos meses hablaba aquí de la aparición de un nuevo partido político en el espacio de la izquierda española, el por entonces desconocido Podemos. En el tiempo transcurrido desde entonces, los desconocidos se han convertido en ídolos de masas, y Pablo Iglesias, líder de la formación, se ha convertido en objeto de un culto a la personalidad digno de una estrella del rock. Una autentica figura mesiánica impregnada del mito del superhéroe, seguida por miles de admiradores acríticos. Algo, como el personaje de Syndrome debería mostrarnos, extremádamente peligroso. Repito: en la vida real no existen los superhéroes. Por supuesto, a esta figura mesiánica no le faltan detractores, enemigos empeñados en buscar los pies de barro del gigante. Hasta ahora, todos los intentos de erosionar su carisma han sido infructuosos. Pero a medida que avanzas en tu camino, más cerca estas del momento en que das tu primer tropiezo. Y ese momento podría haber llegado ya.
Esta linea le espetaba Syndrome, villano de la historia, a Mister Increíble, el héroe, en la película de Pixar de 2004 Los Increíbles, rememorando el día en el que el protagonista, su ídolo de la adolescencia, le humilló con su rechazo, y decidió abrazar el lado oscuro como venganza. Viene el comentario friki a cuento para ilustrar un detalle que nunca deberíamos perder de vista: los superhéroes como Mister Increíble y el resto del panteón son solo un producto de la ciencia-ficción. Y la ciencia-ficción se llama así porque es ficción. Esas figuras heroicas siempre predispuestas a hacer lo correcto son solo arquetipos, mitos culturales, metáforas para explicar de forma sencilla comportamientos reales más complejos. En la vida real no existen los superhéroes. En la vida real a un héroe se le juzga por sus actos a posteriori. Y en la vida real, nadie es perfecto, y tus héroes te pueden decepcionar. No digo con ello que debamos hacer como el personaje de Syndrome, abandonarnos al cinismo abrumados por la decepción, porque esta también es una actitud infantil, pero sí que siempre debemos mantener el sentido crítico alerta, y nunca entregarnos a un seguidismo irracional, sectario, porque las decepciones llegarán, y el día que lleguen, si no hemos entrenado nuestro sentido crítico, nos pasará como a Syndrome, nuestro mundo se hundirá y no sabremos que hacer.
Bien, a qué viene esta chapa peliculera, se preguntarán. Bueno, tal vez recuerden que hace unos meses hablaba aquí de la aparición de un nuevo partido político en el espacio de la izquierda española, el por entonces desconocido Podemos. En el tiempo transcurrido desde entonces, los desconocidos se han convertido en ídolos de masas, y Pablo Iglesias, líder de la formación, se ha convertido en objeto de un culto a la personalidad digno de una estrella del rock. Una autentica figura mesiánica impregnada del mito del superhéroe, seguida por miles de admiradores acríticos. Algo, como el personaje de Syndrome debería mostrarnos, extremádamente peligroso. Repito: en la vida real no existen los superhéroes. Por supuesto, a esta figura mesiánica no le faltan detractores, enemigos empeñados en buscar los pies de barro del gigante. Hasta ahora, todos los intentos de erosionar su carisma han sido infructuosos. Pero a medida que avanzas en tu camino, más cerca estas del momento en que das tu primer tropiezo. Y ese momento podría haber llegado ya.
Cartel animando a participar en las primarias de Podemos para elegir sus órganos representativos municipales.